Este fin de semana me reuní con un grupo de amigos y conocidos, quienes nos desempeñamos en distintas áreas. Durante la reunión surgió un tema que a algunos les provoca curiosidad, a otros temor o incertidumbre y que a la mayoría nos está afectando de alguna manera, o sabemos que nos afectará: la Transformación Digital.
Todos concordaron que “parece que hay o hay” que aplicarla en la organización, aunque no todos tenían claro qué es realmente o quién tiene que tomar la bandera, quién debería ser el responsable, por dónde se comienza, entre otros temas relacionados.
Es importante, primero comprender qué entendemos por transformación digital, desde dónde comienza, cómo la aplicamos, para qué y por qué debería ser un tema relevante para todos.
El “culpable” que estemos hablando de transformación digital definitivamente es el cliente y la transformación que ha tenido desde hace un tiempo hasta ahora en su conducta. Toda la transformación debe tener como foco principal a su consumidor. No importa que intervengamos su compañía con la mejor tecnología; si no está realizada para que su cliente tenga una experiencia sublime con su empresa, nada funcionará.
Transformar digitalmente es efectuar una renovación orientada a mejorar la experiencia de su cliente, con apoyo de la tecnología. Este cambio, con seguridad impactará a toda su empresa gradualmente y debe realizarse bajo una planificación. Lo más probable es que afecte el modelo de negocio, ya que se analizan nuevas formas de hacer las cosas, generar ingresos y a menudo verá que surgen oportunidades.
Como involucra a toda su organización, necesitará capacitar a sus empleados quienes – al igual que su negocio – aumentarán su productividad, eficiencia y rentabilización.
La persona que debe liderar esta transformación es la Dirección. El éxito depende de toda la estructura organizacional y sus colaboradores. De nada sirve todo el esfuerzo y la inversión, si toda la estructura no está alineada. Cada día podemos observar falta de esta coordinación, como consecuencia la experiencia del consumidor se ve dañada y no se cumple el objetivo. Perdemos la ventaja competitiva, y lo peor perdemos al cliente.
Si lo hacemos bien, optimizamos procesos, agilizamos tiempos, facilitamos la colaboración, la comunicación, el trabajo en equipo y la innovación, mejoramos el trabajo y las condiciones de sus colaboradores, aumentamos los niveles de compra, satisfacción y fidelización de sus clientes, incrementamos la productividad, potenciamos el branding digital, entre otros beneficios.
Cuando evaluamos todos los esfuerzos de realizar una transformación digital bajo un modelo planificado y justificado, nos damos cuenta de las múltiples ventajas o beneficios que posee para el negocio incorporar la tecnología o la utilización de herramientas digitales e inteligentes, en pro del cliente.
La transformación digital se realiza por medio de un trabajo en equipo, para el cual se debe considerar un cambio cultural. Es conveniente tener presente los objetivos, estrategias a utilizar, tácticas, herramientas tecnológicas a desarrollar y/o a ocupar, pero lo más relevante es tener claridad de las métricas, ya que como es sabido solo podemos mejorar lo que podemos y sabemos medir. Y aquí el objetivo es medir el éxito obtenido gracias a la transformación digital aplicada.
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