La holocracia, también llamada holacracia, es un sistema de organización en el que la autoridad y la toma de decisiones se distribuyen de forma horizontal y no son establecidas bajo una jerarquía de gestión.
Esta definición asusta a cualquier dueño o Gerente General de una empresa. Sobre todo, para las generaciones anteriores donde dejar la autoridad de lado estremece y para qué decir soltar la toma de decisiones.
La estructura de pirámide y las jerarquías de siempre ya no son tan útiles en un mundo que vive una transformación digital acelerada, apalancada sobre una pandemia
Recordemos que Holocracia es un sistema de organización y estas representan las estructuras de una compañía. Estas estructuras definen cómo está conformada cada división de un negocio, la jerarquía de quién reporta a quién y cómo se comunica interiormente la empresa. En la mayoría de los casos, cuando hablamos de estructura pensamos en una organización con forma de pirámide.
Pero el mundo está cambiando demasiado rápido, las personas también. Tenemos que reevaluar cómo y por qué hacemos las cosas. El proceso de transformación digital tuvo una aceleración con la pandemia. Muchas empresas hoy ya no están. Las que quedaron, son las que ya se estaban adaptando o se adaptaron velozmente a un entorno cambiante, donde se trabaja desde casa, donde los jefes o Gerentes deben controlar o supervisar a distancia, donde las herramientas tecnológicas y digitales deben ayudar a seguir funcionando, donde la disciplina comienza cuando nadie te está mirando y debes ser capaz de colocarte metas, objetivos y autogestionarte.
Constantemente podía escuchar una voz interna decir “esto no está bien”. Esa voz era como un zumbido de mosquito en mi oído.
Quizás por intuición, formación y experiencia nunca me agradaron los sistemas de organización que viví en las compañías, mientras trabajaba. Visualicé muchas escenas que no me agradaron. Personas que se aprovechaban de su condición de jefe para tomarse libertades que a mi juicio no correspondían.
También visualicé abusos de poder o cómo se entregaban beneficios – cargo y salario- a personas que nunca fueron evaluadas por su rendimiento. O que incluso eran beneficiadas por su condición social.
Puedo decir que en algunas ocasiones lo que importaba menos en la empresa era el rendimiento, lo cual me hacía sentir una especie de incomodidad permanente. Podía escuchar una voz interna decir “esto no está bien”. Esa voz era como un zumbido de mosquito en mi oído.
Lo obvio a veces no es tan obvio: en la empresa lo que importa son los resultados
Desde que fundamos VBG Consultoría Digital, la consigna siempre fue eficiencia, productividad, trabajo en equipo y servicio al cliente. En resumen, orientación a resultados. Nada de horarios tan definidos y ojalá trabajo remoto. Ir a la oficina cuando se quisiera o fuera necesario. Si se quiere trabajar desde la playa, del campo, se hace. Creemos en la autogestión, en la productividad personal, en la flexibilidad y el trabajo en equipo. Estamos separados pero juntos a la vez.
En nuestro caso es simple, porque somos una empresa de tecnología. Nos basamos en herramientas tecnológicas y digitales que nos permiten trabajar en equipo, sintiéndonos más libres. Pero mucho de lo que hacemos se puede extrapolar a todas las organizaciones.
De manera natural, y casi sin darnos cuenta trabajamos bajo el sistema Holocracia. En el proyecto ingresan las personas que aportarán realmente a la ejecución del mismo, según habilidades y competencias. Todos tienen el mismo derecho a opinar. Nadie tiene más beneficios que otro.
¿Nos asustó dar tanta libertad? No. Creo que las personas necesitan sentirse libres. En nuestro corazón todos sabemos que lo somos. ¿Nos asustó dar tanto derecho a opinar? Sí. Personalmente, en un momento me sentí expuesta gratuitamente. Estaba ahí para ser observada, criticada y juzgada, ya no por mi jefe, sino que por todo el equipo. Pero nunca dudé que era el camino correcto. Lo fundamental y lo que no nos puede faltar para que esto funcione es respeto, compromiso y responsabilidad.
Somos personas trabajando con un solo foco: resultados. Y aquí comienza la magia y el aporte de valor cruzado. Para trabajar de esta forma, se necesitan personas que realmente aporten valor. Si no, no funciona. No hay jerarquías ¿Discutimos? Sí. ¿Tenemos diferencias? Sí. ¿Fallamos? Sí. Pero nadie tiene miedo de decir lo que piensa porque no hay jefes. Somos personas trabajando con un solo foco: resultados. Diría que el 90% de nuestras discusiones se dan porque creemos que se pudo haber hecho un mejor trabajo y argumentamos sobre qué podemos hacer para justamente optimizar nuestras tareas y funciones ¿La edad? Aquí no vale. ¿Tu cantidad de años trabajados? Tampoco. Aquí lo que importa es quién eres, qué sabes hacer, cómo lo haces y qué aportas al equipo. Quién eres no incluye el colegio, o la comuna. Quién eres son aspectos como desde dónde te gusta trabajar, cuáles son tus hobbies, si tienes hijos, con quién vives, cuáles son tus valores. En fin, conocerse y quererse hace que todos trabajemos mejor. No competimos entre nosotros. Competimos contra nosotros mismos.
Herramientas digitales, tecnológicas y adaptabilidad.
Ahora, trabajar con Holocracia debe realizarse bajo una evaluación previa. No es saltar y dar un piscinazo a este sistema de organización. Está claro que será más fácil la implementación en una pyme o empresa pequeña. Además, deben evaluarse las habilidades y personalidad de los colaboradores. No todos están preparados y se debe hacer un trabajo previo de preparación a nivel cultural. También, se deben considerar qué herramientas digitales y tecnológicas nos ayudarán en este cambio. Por otro lado, debe ser un cambio que beneficie a todos, sobre todo al cliente.
Para nosotros los beneficios más claros son: comunicación más transparente, fuerte orientación a resultados, mayor sentido de trabajo en equipo, colaboradores más comprometidos con la mejora personal y aporte de valor a la organización, mayor flexibilidad y foco en la satisfacción del cliente.